
Por: AJ Navarro
Existe una obra en la literatura mundial que es básica, indispensable para aquellos tiempos en los que pasar a la adultez se convierte en una etapa dura. Esa es El Principito, del aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupery, donde un joven príncipe aterriza en la Tierra para cambiar la perspectiva de vida de un adulto perdido en el desierto.
A pesar de ser objeto de diversas interpretaciones, esta vez toca el turno a José Sampedro, encargado de la dramaturgia y el montaje de este monólogo original inspirado en aquellas reflexiones del francés. Enfocándose en Em (Valeria Vera), la obra hace un viaje hacia el interior de esta joven y cómo poco a poco esos agujeros negros en ella le causan un conflicto interno en una época donde conectar con la gente es difícil y huir no sirve de nada.

La obra juega con la iluminación y los oscuros, mismos que existen durante el monólogo y que sirven para cerrar los ojos para tratar de hacer un viaje introspectivo, pensar en aquellos sueños, aquellas metas y todo lo que perdimos en el camino, pero sobre todo, para tratar de recordar al Principito que todos llevamos dentro y que muchas veces olvidamos.
La labor de Vera es muy interesante. Se nota la preparación física y mental para cargar con las diversas emociones de Em, quien busca razones lógicas para explicar sus heridas y dolor interno así como todas las complicaciones que enfrenta en el mundo, sintiéndose un tanto insuficiente para esta existencia mundana. Pero es cuando cierra los ojos, cuando habla con la luna y los árboles, con las estrellas y la noche, que su viaje comienza.
Principito Awake es de esas obras con tintes filosóficos que nos obligan a pensar en las dificultades de la vida adulta, de los fantasmas del pasado y los agujeros negros que tenemos mientras tratamos de encontrar la aprobación de los demás, una pizca de amor y de aceptación de lo que somos en un universo tan grande hacia afuera que nos orilla a mirar hacia dentro, conmoviendo y tocando esas fibras sensibles mientras tratamos de encontrarnos a nosotros mismos.

Esta obra, producida por Casa Luz Inc., comenzó su temporada este sábado 30 de abril en el Foro Shakespeare, contando con 8 funciones que se presentarán en mayo y junio