Ant-Man and The Wasp: Quantumania – El pequeño universo del gran villano
Marvel nos ha llevado a explorar muchos universos enormes, pero en Quantumania vamos a conocer uno un poco más pequeño.
Después de los hechos de Endgame, Scott Lang quiere vivir su propia definición de vida normal: vivir de su legado y disfrutar de los pequeños detalles con Hope y Cassie. Pero ella quiere hacer más: ahora que es un poco mayor y tiene acceso a las partículas Pym, quiere ayudar a la gente. Con la ayuda de Henry y Hope, empieza a estudiar el Reino Cuántico con un experimento que involucra a las hormigas.

Pero las cosas no salen como ella pensaba. El grupo se ve transportado de repente al Reino Cuántico, que ahora está bajo el mando de “El Conquistador”. ¿Y quién más podría ser? Por supuesto, Kang. O al menos una variante.
La Fase 5 de Marvel inicia con algo que siempre estuvo frente a nosotros: los secretos de Janet Van Dyme durante su vida en el Reino Cuántico; posicionando a Ant-Man como uno de los primeros vengadores en enfrentarse a este poderoso villano; siendo una de las mejores películas (si no es que la mejor) de la ahora trilogía de Scott Lang.
Quantumania marca la llegada oficial de Cassie al UCM. Fuera de todo pronóstico trae una boncada de aire fresco y juvenil al uso de los pym.

Pero no deja a Scott o a Hope como personas viejas que ya deben dar paso a la siguiente generación; sino que forma la unión de una familia de superhéroes, un poco parecido a lo que vimos en Black Widow.
Cassie no llegó a ser la nueva Ant-Man, llegó a completar el clan y a demostrarnos que Scott todavía tiene mucho por dar.
Nos muestra el lado humano que siempre ha caracterizado a los Vengadores, mostrándonos ambas caras de la moneda: por supuesto que es importante ayudar a los demás, pero ¿hasta que punto la ayuda es bien recibida y en qué momento es contraproducente?
Conocemos el conflicto principal de Quantumania, y si conocemos el UCM, nos hacemos una idea de que va a pasar. Pero eso no impide que nos quedemos en la orilla del asiento, preocupados y enfrascados en una trama que nos tiene comiéndonos las uñas. Los personajes que se introducen en esta película nos sacan una sonrisa y también nos hacen enojar en el mismo minuto, lo que los hace inolvidables.

Nuestro villano se nos presenta en una faceta más humana, si eso es posible. Como cualquier otro ser humano, tiene su propio lado de la historia, tan convincente que por un momento nos hace dudar a todos, especialmente si tenemos el peso de nuestro universo en las manos.
No tenemos dudas de que sus intenciones no son buenas, pero ¿de verdad es malo o sólo es víctima de las circunstancias? ¿Hasta que punto es válido luchar por lo que uno quiere, a qué costo? ¿Quién es el verdadero villano de la historia?
En Quantumania este personaje se consolida como alguien muy complejo, pero a la vez muy fácil de comprender. Es un villano imponente, que muestra lo que es capaz de hacer a la mínima provocación; pero también muy inteligente que comprende exactamente donde está parada y cuáles son las consecuencias de todos sus movimientos.
Puede que tenga que ver con su naturaleza.
Hablando de personajes, también vemos una cara conocida, pero no de la manera que esperábamos. Su presencia nos causa sorpresa, tal vez incluso conflicto, al igual que al resto de los personajes. Sus acciones, sin embargo, ya son familiares, y su regreso ayuda mucho a sostener gran parte de la película.
Si hay una palabra que definiría esta película, sería “diferente”. En más de un sentido.

La película dio la oportunidad de explotar aún más los efectos visuales y de escenografía, saliendo por un momento de nuestro mundo para literalmente entrar en otro por primera vez en mucho tiempo. La combinación de diversos colores y texturas le da un toque de ciencia ficción característico de otras franquicias de Disney, pero a la vez tan propio de Ant-Man.
Estéticamente es una película que se disfruta mucho, pero que a la vez se separa mucho de sus antecesoras. El Reino Cuántico no es lo que esperábamos ver, pero si un lugar que se podría explorar y explotar aún más. Es nuestro escape de nuestro universo.
En la trama, Quantumania se separa mucho de sus antecesoras, a pesar de basarse en conceptos similares.

Scott siempre ha sido un héroe y un Vengador, y con esta película se separa un poco de la cienca en la que están basados sus poderes para en verdad explotarlos como una parte de él.
Un don en toda regla con el que se convierte en uno mismo. Algo que Cassie también está aprendiendo.
Sin embargo, la ciencia siempre va a estar ahí, a veces ayudándonos y a veces confundiéndonos. Al igual que las risas, que hacen la película un poco más ligera cuando parece que las cosas se van a complicar un poco.
Nos trae muchas enseñanzas más allá del intento de proteger a la familia que amamos. Nos enseña la importancia de compartir las cargas del pasado, para hacerla menos pesadas y para perdonarse a uno mismo por lo errores que se pudieron haber cometido.
Lo más importante: Perdonar. A la gente por lo que hizo en el pasado, por los errores que uno cometió y por confiar en quien no se debía. Por intentar hacer las cosas bien y no lograrlo. Aceptar que esta bien cometer errores, no importa que tan graves sean; y concentrarse en hacer lo posible por arreglarlo.
Las cosas cambian, si, pero nosotros también los hacemos.
Marvel siempre nos ha enseñado como trabajar en equipo, pero está vez también nos enseña a mantenerse fiel a las creencias, aunque eso no nos lleve a tomar las mejores decisiones. A pesar de cuánto tiempo ha pasado, los Lang y los Van Dyme siguen aprendiendo sobre la marcha. Nunca es tarde para un buen desarrollo de personaje.
Ant-Man and The Wasp: Quantumania es una experiencia visual que nos recuerda lo maravilloso que es el mundo de la ciencia ficción no asentado en nuestro universo. Empieza con un gran paso la Fase 5 de Marvel, convirtiendo a uno de nuestros vengadores originales en la base más importante para el conflicto que muchos ya están esperando desde ahora.
