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Reseña de La Caja – La historia de las identidades fragmentadas

Hatzín, un joven chilango de 14 años que vive con su abuela, viaja a Chihuahua a buscar los restos de su padre, encontrados en una fosa clandestina y entregados en una caja de metal. Hatzín convivió muy poco con su padre, pues este se fue cuando él era más pequeño. Pero lo recuerda y quisiera haber tenido más tiempo con él. Pensativo, va en un camión de regreso a la ciudad cuando escucha una risa que le llama la atención.

Ahí, en la calle, hay un hombre igual a su padre, Mario.

La Caja es una película dirigida por Lorenzo Vigas, venezolano, con participaciones en el Festival de Cannes y el Festival Internacional de Cine de Venecia. Grabada en su totalidad en México, nos presenta el début actoral de Haztín Navarrete, acompañado del primer actor Hernán Mendoza, en un retrato de realidades mexicanas.

Hatzín, que también es huérfano de madre y no ha terminado la secundaria, decide conocer a Mario, quien niega ser su padre y trabaja reclutando gente para trabajar en una maquiladora, con la esperanza de ser dueño de una próximamente.

Pronto, a pesar del rechazo que Mario siente a Hatzín, estos logran congraciarse y empiezan a trabajar juntos, lo que permite a nuestro protagonista tener al padre que siempre busco. O eso cree.

A partir de una de las realidad cotidianas más importantes de nuestor país, las paternidades ausentes, La Caja nos lleva en un viaje por la búsqueda de la identidad de Hatzín, representante de las nuevas generaciones que crecen en medio de un país roto. Nos muestra un lado de México que todos conocemos, pero afortunadamente (o desafortunadamente) no hemos vivido en carne propia.

Hatzín Navarrete

Esta película nos recuerda la importancia de figuras adultas cariñosas en nuestra familia y la necesidad natural de los niños y adolescentes de tener una, más allá de los patrones sociales en los que vivamos.

Haztín, como varios mexicanos, busca una familia, alguien en quien apoyarse y adoptar como modelo a seguir. Alguien que este dispuesto a darlo todo por él y se sienta orgulloso de su pequeño muchacho.

En este sentido, la fotografía de la película es excelente. Una metáfora sobre la inmensidad de nuestro país y los conflictos que padece y que se salen de nuestras manos. En comparación, personas como Hatzín, parecen muy pequeñas, como un punto en medio de todo. A veces pasan desapercibidos.

A veces Hatzín siente que pasa desapercibido, especialmente para Mario. Los sentimientos, cada uno de ellos presentes, se reflejan en su entorno, en un estado tan complicado como lo es Chihuahua. El ambiente y las estaciones del año cambian con él, recordándonos que el tiempo pasa y crecemos, cuando menos nos damos cuenta. Todo marca un inicio y un fin.

El contraste entre una familia y el vacío que deja la falta de una también se hacen presentes gracias a la iluminación y la escenografía. Es muy fácil palpar la soledad, a pesar de que haya gente alrededor. Pero especialmente, es fácil empatizar con Hatzín y desear, verdaderamente, que las cosas con Mario funcionen. Al menos al inicio.

El desarrollo de personaje de Hatzín es brillante y real, reflejando la vulnerabilidad de las personas y los errores que uno puede cometer en nombre del cariño que busca. Como muchos mexicanos, crece de golpe, buscando proteger a la familia que cree tener y la frágil realidad que le costó tanto crear.

Es fácil conocer el por qué de sus acciones, su sentimiento de soledad en medio de la compañía. El miedo a volver a la incertidumbre, el conflicto sobre las lealtades y qué es lo correcto. La empatía es una lucha interna palpable.

Buscando lo mejor, los límites del bien y el mal se borran. ¿Quién es la perosna correcta para juzgar las acciones de Hatzín? ¿Qué harían otras personas en su lugar?

Gracias a esta película, es muy fácil plantearse que significa exactamente tener una figura paterna, que es lo que se busca de ella y hasta donde uno es capaz de llegar por las personas que se supone, debería amar.

Al final, ¿qué era exactmanete lo que Hatzín estaba buscando? ¿Qué esperaba encontrar en Chihuahua, dentro de esa caja?

Pero también se nos plantea la eterna búsqueda de aquellos que estuvieron ausentes; a veces incluso en el propio padre de la patria, en palabras del director.

Sin embargo, también nos muestra la vida en las maquiladoras en el norte de nuestro país, conocidas por su abuso y explotación laboral. Con sueldos muy bajos, descuentos injustificados y horas extra de trabajo sin paga; perosnas engañadas que pierden el derecho a alzar la voz porque meten en problemas al patron y se convierten en un problema.

Personas que sólo buscan apoyar a su familia y, en su momento, buscan algo por lo que tienen derecho.

La pérdida de identidad de estas personas, convertidas en un cheque y un objetivo cumplido más, parte del sistema que rige el estado y el país.

Altamente realcionado está el diseño sonoro de la historia, caracterizado principalmente por sonidos reales como los de la maquiladora y la carretera, no nos permiten escapar del mundo real donde los personajes (y nosotros) viven.

El sonido de la cotidiananidad, tan aplastante por momentos y de donde no podemos huir.

Por otro lado, la desaparición forzada, una cruel realidad de nuestro país, es uno de los puntos centrales de la historia. La Caja nos presenta las diversas perspectivas que viven los familiares de las víctimas que sólo buscan respuestas.

Nos muestran un poco de lo que es vivir con miedo e incertidumbre, aferrarse a ese hilo de esperanza de que nuestro ser querido este bien, al menos vivo.

La pérdida de la identidad de estas personas, que terminan convirtiéndose en un resto más, irreconocible y olvidado, en algún rincón del país. La pérdida de la identidad de quienes buscan, para convertirse en un grito más dentro de nuestro país.

Finalmente, pero no menos importante, nos comparte de manera breve los feminicidios y la desaparición de las mujeres en México. Como en la vida real, se nos presenta un caso de injusticia, donde defender los propios derechos parece meter a alguien en problemas.

La facilidad de actuar sin hacer preguntas, en busca de lo que se cree es un futuro mejor. La cuestión de las lealtades hacia la familia, hacia lo que uno conoce.

Lorenzo Vigas busca (y logra) dejarnos con la expectativa, reflexionar y sacar nuestras propias conclusiones. Ese era uno de los objetivos de la película, pues es parte de la realidad mexicana. A partir del criterio propio y experiencia, uno decide que respuestas dar aaquellas preguntas que nos formamos desde el minuto uno. La audiencia, así, forma parte de la película.

Hernán Mendoza

El director logra presentarnos, en el personaje de Mario, uno de los personajes más humanos que se haya visto. Una persona que ha cometido muchos errores, pero que también tiene sueños y lucha por ellos. Una persona que carga con un pasado, pero tiene fé en un futuro.

Aferrado a sus ideales y humilde, pero sin traspasar los límites del egoísmo y la búsqueda del bien propio.

Una persona que ha crecido en México y ha visto o vivido tantas cosas que desconfía de todos, pero sabe como ganarse la confianza y la lealtad de otros.

Al final del día, nunca conocemos realmente a Mario. Un personaje enigmático, que cambia de personalidad según la situación. ¿Qué esperaba obtener de Hatzín? ¿Qué papel buscaba jugar en su vida?

En este sentido, la actuación de Hernán Mendoza es impecable.

Hatzín Navarrete, además, tiene una brillante carrera actoral por delante. En La Caja, su personaje sabe expresar perfectamente lo que está pensando con un gesto y una mirada, pero también sabe ocultarlos ante los demás. Parece vivir dos realidades: en la que esta presente y en la que por fin tiene lo que tanto le ha faltado: una familia que lo defienda y lo cuide. Su lenguaje corporal habla por si solo, especialmente en momentos de conflicto.

La conexión entre ambos actores es maravillosa, remarcando la buena decisón de Vigas de castear a Navarrete a pocos días de la filmación. La colaboración entre los tres retrata de manera realista y dolorosa parte de la realidad en México.

Más allá de las actuaciones, el trabajo dela producción de Ivanhoe Pictgures y Lucía Films complementan un espejo de la realidad mexicana con el toque cinematográfico justo para identificar a los personajes con un símbolo, un color, una canción, un sonido. Logran darle una identidad a los personajes, que no están seguros de tener una en ningún momento.

Todos tenemos una caja en la que buscamos algo que nos ayude a definir nuestra identidad. Todos decidimos que conservar de las experiencias que vivimos, de las perosnas que conocimos y aquellas que nos decepcionaron.

Con un trabajo impecable, La Caja participará para lograr una nominación a los Premios Oscar en 2023 como Mejor Película Internacional. Una película muy importante en el contexto de nuestro país actual que no debe pasar desapercibida.

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